Y el momento populista llegó, pero no como a algunos les hubiera gustado. El Presidente del Gobierno Pedro Sánchez, después de reflexionar cinco días, apela a las emociones del pueblo de izquierdas para encaramarse como el único líder personal contra la derecha y de paso lanza una OPA hostil al espacio a su izquierda. O yo o el caos para mandarnos a la sociedad a reflexionar (sic.) y de momento no hacer nada. Veremos, pero por otra parte esto no es más ni menos lo que siempre ha hecho el PSOE cuando se trata de tocar los cimientos franquistas de esta “democracia”, hacer muy muy fuerte la nada.
Hago aquí un paréntesis. Unos chavales, los 6 de Zaragoza, están entrando en prisión condenados por manifestarse contra la extrema derecha con solamente el testimonio contradictorio de la policía. Sobre los montajes y el lawfare, querido, venimos reflexionados ya de casa.
El combustible se ha agotado para el espacio post 15M, y el combustible de Pedro Sánchez, que con su último giro tacticista, cínico y personalista gana tiempo para las catalanas y las europeas, intuyo que terminará también por agotarse. Quizá la actitud más característica de nuestro tiempo es el cinismo (practicado a izquierda y derecha), y esto facilita el camino a la ultraderecha y el fascismo porque ¿quiénes son sino los mayores cínicos?
En un capitalismo en permanente crisis que busca salidas en la remilitarización de nuestras sociedades y la guerra, pugnan la pulsión entre unas élites y una derecha cada vez más reaccionarias con un proyecto de ultracapitalismo autoritario liquidador de derechos, y un social-liberalismo de mantenimiento del statu-quo y del mal menor, vamos a calmarnos y dejar las cosas como están, como si eso fuera posible. Es más, lo segundo no deja de anunciar la llegada de lo primero.
El tercer campo, donde nos encontramos muchos y muchas, de una salida justa para todos y todas a la crisis económica, social y ecológica del capitalismo parece haber desaparecido del imaginario colectivo, al menos ha desaparecido de una izquierda institucional que hipotecó el espacio para ser la comparsa del mal menor. Todavía hoy nos dicen que si estuvieran en el Gobierno serían los únicos dispuestos a tomar medidas. Parece como si cuatro años de permanencia en el Gobierno no hubieran sido suficientes para derogar la Ley Mordaza.
Ahora, ¿Podemos ha sufrido el carácter reaccionario del Régimen del 78 y los aparatos del Estado como nunca antes lo había sufrido otra formación política? Sí, por cierto, como desde mucho antes y ahora lo sigue sufriendo el activismo social, y por cierto, lo que demuestra que ni las instituciones ni el Estado liberal son neutrales amigos y amigas del populismo laclauniano. ¿Con el espacio post 15M en las instituciones fuera del Gobierno se hubiera derogado la Ley Mordaza? Seguramente no, aunque estoy convencido que la capacidad de presión hubiera sido mayor. Cabe recordar que la mayor subida de la historia de este país del SMI se hizo precisamente presionando desde fuera del Gobierno.
Cuando desde la izquierda revolucionaria combatimos la entrada en el Gobierno, cuya entrada terminó por causar nuestra salida del espacio, no lo decíamos porque pensáramos que fuera una estrategia perfecta no exenta de problemas y contradicciones. No lo decíamos porque pensábamos que íbamos a asaltar los cielos con esta vía. Sino por no hipotecar el capital político y social acumulado al mal menor, cometiendo los mismos errores de Rifondazione en Italia. Por mantenernos bien pertrechados políticamente y estar en mejores condiciones para evitar el escenario actual italiano que se cierne hoy sobre nuestras cabezas. La perspectiva de la ultraderecha en el Gobierno y la izquierda transformadora sin representación política.
Efectivamente, el Estado Español, el Régimen del 78, no deja de ser una democracia de baja intensidad continuista del estado franquista que ha mantenido intactos los aparatos del Estado heredados y los privilegios de las élites del antiguo régimen. Efectivamente en el escenario actual hay que empujar en un programa de depuración de los aparatos del Estado, derogación de leyes como la Ley Mordaza y de Extranjería, y más allá la apertura de procesos constituyentes. Pero es infantil pensar que el nuevo populismo peronista sanchista vaya por ese camino o pueda ser desbordado.
Cierto es también que la línea en la que estamos la izquierda revolucionaria actualmente de reforzamiento del movimiento social, aún correcta y necesaria, condición sine qua non, no está exenta de problemas derivados de la impotencia del momento actual. Existe una relación dialéctica entre el movimiento social y la representación política, no son compartimentos estancos, para lo bueno y lo malo se interrelacionan, se refuerzan y se debilitan mutuamente. El escenario de un Gobierno ultra, aún con un movimiento social fuerte, sin representación política que haga de altavoz y refuerce el ideario colectivo, tampoco es deseable y es problemático.
Las próximas elecciones europeas serán el último acto de este ciclo gobiernista en el que a todas luces Pedro Sánchez termine por fagotizar lo que ha venido a ser el espacio institucional post 15M. Para la izquierda el ciclo deja un reguero de frustraciones, desconfianzas, desafecciones, un sector cuasi integrado en el propio PSOE, organizaciones implosionando, y una militancia (me refiero a la izquierda en general) o que aborrece el plano institucional por lo que nos ha supuesto, o sólo ha vivido la política como puro tacticismo institucional.
Tocará hacer balance de este ciclo, sincero y honesto, reconstruir y buscar mecanismos unitarios en todos los planos que nos permitan pasar a la ofensiva. Italia está a las puertas, intentemos cerrar la puerta, cada uno desde sus posiciones, y con la lección aprendida una vez más de que el PSOE no la cierra, la termina por abrir de par en par.